En tu despacho, Jordi, ¿Este cuadro?
¡Sí! Lo pintó Eva Ribera Riera, una familiar. Durante una época sólo pintaba toros: ella dice que son toros de campo. El cuadro ya lo tenía en mi antiguo despacho. El mobiliario también es mío, cuando me trasladé a Augusta29 me hizo ilusión mantenerlo y Miguel Ángel no me puso ningún problema.

¿Cuánto tiempo hace que trabajas en Augusta29? 
Pronto hará tres años que estoy aquí. Siempre había trabajado en el despacho de mi hermano mayor, éramos socios, hasta que llegó el día que creí pertinente seguir el camino en solitario. Trabajamos juntos durante 27 años en un despacho con otras 15 personas y, cuando decidí hacer el paso, buscaba un espacio flexible y con las comodidades de un business center. Finalmente, me decidí por Augusta29 porque de todos los que había visitado, ¡era el que menos parecía un business center…!

¿Qué valoraste más, a la hora de decidirte por Augusta29? 

El formato de despacho, me encantaba también la ubicación, los espacios, la luz y el personal: todo encajaba. Además, desde un primer momento sentí que en Augusta29 se respiraba un ambiente muy distendido y tranquilo. Me decidí poco antes del inicio de la pandemia y en Agosto de 2020 alquilé mi despacho. Antes de entrar por primera vez y emprender esta nueva aventura en solitario, me escapé unos días de vacaciones a Tamariu, en la Costa Brava, donde veraneo de toda la vida.

¿Te sientes tan en casa como en Tamariu, en Augusta29? 

¡Sí! Sobre todo agradezco que no haya rotación de personal. Las personas que trabajan aquí te ayudan y colaboran en todo lo que necesites, y las siento parte de mi equipo. Trabajar en Augusta29 es tener un despacho dentro de otro despacho.

¿Qué te define mejor como profesional?

Soy muy constante y dedico muchas horas a mis clientes. Pienso que es esencial ser transparente y honrado: no vendo ilusiones. Creo que una de las cosas más bonitas de mi trabajo es poder ayudar a los demás, y sentir que están agradecidos. El factor humano juega un papel fundamental en mi día a día.

¿Siempre habías soñado ser abogado? 

¡No! Empecé estudiando ingeniería industrial, pero, una vez dentro, la idea no me acababa de convencer pero, aun así, la terminé. Cuando empecé a estudiar derecho me gustó mucho y, durante la carrera, tuve la suerte de poder empezar a colaborar en el despacho de mi hermano mayor.

¿Qué te gusta más, de la justicia? 

Las relaciones humanas. Ser abogado quiere decir ayudar a las personas, y me siento un privilegiado de poder hacerlo cada día!

Esto, pero, ¡implica muchas horas de trabajo! 

Sí. Empiezo a trabajar antes de las 9 de la mañana y hay días que termino a las 10 de la noche.

Supongo que tienes tiempo para hacer alguna pausa…

¡Sí! Antes de empezar a trabajar, hacia las 8:30h de la mañana, me gusta sentarme en el banco de la máquina de café y leer el periódico con calma. Al mediodía acostumbro a salir a comer por alguno de los restaurantes del barrio, como el Brunaqui: ¡os lo recomiendo! También hay días que puedo ir a comer a casa: la tengo a pocos minutos a pie!

Si no estás en Tamariu disfrutando del mar, ¿Dónde te encontraremos por vacaciones? 

En Sant Llorenç de Morunys, el Solsonès, disfrutando de las montañas del Prepirineo y las vistas desde el fantástico Santuario de Lord. Cuando tengo tiempo libre me encanta correr, y lo hago desde los 17 años -no soy un nuevo runner! También disfruto mucho estando en familia: como puedes ver, ¡no me sobra el tiempo!